Tiempo muerto. Tribalismo, civilización y neotribalismo en la construcción cultural del tiempo.
Javier Barraycoa, Scire, Barcelona, 2005, 231 pp.
Este libro es uno de mis ensayos más queridos. El tema simplemente es apasionante, para mí, pues es el enigma de pensar en el tiempo. Evidentemente se pude abordar desde la filosofía, pero este texto en muy interdisciplinar: Se aborda el tema desde la antropología, la sociología, la filosofía y -por qué no- desde la psicología. Mantengo un esquema clásico en algunas de mis obras, que es acercarme al fenómeno a estudiar desde la premodernidad, pasando por la modernidad, para alcanzar la comprensión del mismo en la posmodernidad.
RESEÑA:
Por Roberto Santoña
El sociólogo catalán Javier Barraycoa nos sorprende con un nuevo ensayo sociológico. Esta vez el tema escogido es tan arduo como enigmático: la construcción cultural del tiempo. El título del ensayo,Tiempo muerto, quiere tomar como metáfora la capacidad que nos arrogamos (sea en el deporte, sea en la propia cultura posmoderna) para “detener” el tiempo. Quizá se nos haga más fácil esta recensión empezando por la tercera parte del libro dedicada a la posmodernidad.
La posmodernidad puede analizarse como una “deconstrucción” de la modernidad y su sentido del tiempo. Las sociedad-moda no es más que una de los múltiples manifestaciones de este fenómeno. La absolutización del presente, como intento de dominio, de someter el paso del tiempo, deja paso a la muerte del tiempo (esto es, de la historia)
Las modas de la incineración del cuerpo tras la muerte, los “ritmos de la tecnología” que sustituyen al sentir histórico, la globalización como desfiguración del futuro, el arte como “deconstructor” de la realidad, son muchos de los epifenómenos posmodernos, analizados y relacionados por el autor. La reaparición del determinismo en la posmodernidad y la extinción de las categorías históricas, abocan al hombre actual al nihilismo, como la última gran religión de la Humanidad.
Un nihilismo que se querrá vivir con un “cómico desencanto”. Acompañando al nihilismo aparecerá el “tiempo libre” como –en boca de Toynbee- unos de los mayores retos para la supervivencia de una civilización. Si todas las culturas han dedicado su “tiempo libre” a generar representaciones –especialmente a través del arte- de la eternidad, sólo la cultura occidental parece abocarse al nihilismo, agotando la individualidad en el consumo compulsivo. El autor sentencia –al final de ensayo- que estamos obligados a escoger entre el “nihilismo” o la “eternidad”. Y en esta elección, no hay punto medio.
En la segunda parte del libro se analiza la modernidad como “hecho cultural” exclusivamente occidental. La propia posmodernidad –en cuanto que crisis de la modernidad- ha sido preparada por el estructuralismo, que sentenció a muerte el viejo marxista historicista.
El historicismo es analizado en este ensayo como una “nacionalización” o “petrificación” del sentido “histórico” propio y exclusivo de la cultura occidental. El historicismo había generado un determinismo colectivo (bajo formas totalitaristas o Ilustrado-democráticas) que precedió al actual determinismo nihilista e individualista. Pero el historicismo sólo ha sido posible en la medida que la cultura occidental es creadora de la “Historia”.
El historicismo es la perversión del sentir histórico occidental. ¿Por qué surgió la “Historia”? El autor compara la construcción cultural del tiempo en civilizaciones como la hindú, con la cultura occidental, para encontrar la respuesta. Mención aparte merece el “Budismo” como “deconstructor” del la cultura hindú. El autor –siguiendo los pasos de Nietzsche- encuentra semejanzas entre el fenómeno del budismo y la actual posmodernidad. ¿Será por ello que en nuestra actual cultura el budismo se expanda triunfante?
En la primera parte, y como necesidad metodológica, nuestro sociólogo analiza las dinámicas propias de los grupos tribales en cuanto que “artesanos” del tiempo”. Las sociedades tribales eran “ahistóricas” porque buscaban la “eternidad” a través de la simulación ritual y simbólica de la “eternidad”. La sociedades tribales, desarrollaron simbólicamente una percepción del “tiempo cíclico” que permitía vivir el tiempo como un “no tiempo”.
En cierta medida, las grandes civilizaciones, excepto la occidental, retomaron este sentir “cíclico” del tiempo para generas sus cosmovisiones. La sociedad occidental –por su ascendencia judeo-cristiana- pudo liberase de la “opresión cósmica de los ciclos”. Sólo en la posmodernidad ha vuelto a reaparecer una construcción “pseudocíclica” del tiempo que podría llevarnos a denominar esta época como un “neotribalismo”. Pero el neotribalismo posmoderno ya no “domina” el tiempo y, como ya hemos señalado, parece abocado al nihilismo.
Javier Barraycoa propone por tanto al lector una lectura interdisciplinar, original y fascinante, para llegar a comprender la posmodernidad. Este trayecto acomete tres fases: el tribalismo, las civilizaciones (y su gran excepción, que es la occidental), y la posmodernidad, como fenómeno sólo inteligible desde la “deconstrucción” de la modernidad.
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¿Dónde se puede adquirir?
Desde amazon es imposible…
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