La decadencia cultural católica, incluso entre practicantes habituales, ha llevado a que ya no se sepa cantar más antífona mariana que la «Salve Regina» (y gracias). Pero la «Salve Regina» es una de las cuatro correspondientes a los diferentes tiempos del ciclo litúrgico. Más en concreto es la correspondiente al  tiempo ordinario.

En Adviento, la antífona mariana propia es Alma Redemptoris Mater (Augusta Madre del Redentor). Se considera una de las antífonas dedicadas a la Virgen María más antiguas que se conserva.  Su composición se atrubuye a Hermannus Contractus (“Herman el Cojo”; 1013–1054) quien se basaría en los escritos de los santos Fulgencio, Epifanio, e Irineo de Lyon.  El  Alma Redemptoris Mater se recita o canta desde el primer domingo de Adviento hasta  la Fiesta de la Candelaria o fiesta de la purificación de la Virgen (2 de Febrero); sustituyendo al Salve regina.

Simplemente es un canto que, en gregoriano, eleva al cielo.

Alma Redemptoris Mater
quae pervia caeli porta manes
et stella maris,
succurre cadenti surgere qui curat populo.

Tu quae genuisti
natura mirante,
tuum sanctum Genitorem,
Virgo prius ac posterius,
Gabrielis ab ore
sumens illud Ave,
peccatorum miserere.

Madre Santa del Redentor, puerta siempre abierta del cielo,
estrella del mar, socorre al pueblo que cae y procura levantarse.
Tú que ante el asombro de la naturaleza engendraste a tu Santo Creador,
Virgen antes y después de haber recibido de la boca de Gabriel aquel Ave, ten piedad de los pecadores.