Parte 1 – ¿Quién promueve políticas e ideas antinatalistas?
¿Quién promueve políticas e ideas antinatalistas? (y 2)
Las propuestas de reduccionistas
En los últimos 50 años han ido proliferando teorías, revestidas de cientificismo, que proponen activar mecanismos de ingeniería social para reducir la humanidad a un número “sostenible”. Evidentemente según quién formule la teoría ese número de hombres máximo que puede “soportar” el planeta, varía. Lógicamente el concepto “sostenible” es tan subjetivo que es prácticamente imposible cuantificar. Pero en cualquier caso esas teorías se han ido asentando en ciertos ámbitos como las ONGs y lobbies que acabamos de describir.
En 1972 el Club de Roma[1], encargó al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) un informe llamado Los límites al crecimiento (The Limits to Growth)[2]. En el documento participaron varios científicos de relieve liderados por Donella H. Meadows, una científica peculiar discípula del ingeniero Jay Wright Forrester (uno de los fundadores del Club de Roma), experto en sistemas que ya defendía que crecimiento de la población sería insostenible más allá de 100 años. Meadows y sus colaboradores aplicaron el que se podría denominar el primer programa de computarización global: el World3 que permitía introducir todo tipo de datos a nivel mundial y generar simulaciones del futuro. El informe Los límites al crecimiento concluía con las ideas ya preconcebidas de Forrester: “si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años”. A este informe le siguieron otros muchos siguiendo básicamente el mismo esquema argumentativo. Un ejemplo es el titulado Las fronteras planetarias, elaborado por Johan Rockström, a cargo del Stockholm Resilience Center y publicado por la revista Nature en 2009.
Dicho documento sintetiza un asombroso proyecto de desintegración controlada de la economía. Ello se lograría reduciendo la demanda y por tanto la población mundial
En estos informes, siempre subyace una idea: la reducción de la población conllevará la desindustrialización del planeta o la transformación del sistema económico tal y como lo conocemos. Quizá el “estudio” que mejor lo explicita fue el elaborado por el elitista Consejo de Relaciones Exteriores (CFR[3]), titulado: Proyect 1980s. Dicho documento -muy voluminoso- sintetiza un asombroso proyecto de desintegración controlada de la economía. Ello se lograría reduciendo la demanda y por tanto la población mundial; y ello llevaría a ir desarticulando los grandes centros industrializados del mundo. Con el tiempo, este informe será tomado como un precedente teórico de la desindustrialización posmoderna.

Georgia Guidestones
Por esa época, en 1979, aparecían lo que son ahora las ya famosas Georgia Guidestones (Piedras Guías de Georgia) que aparecieron en dicho Estado, en el condado de Elbert. A modo de misterio esotérico, el monumento de piedra es una especie de libro con mensajes grabados en múltiples lenguas que da unas consignas sobre el futuro. Una de ellas dice literalmente: “Maintain humanity under 500.000.000 in perpetual balance with nature”. Como podemos comprobar, la teoría reduccionista de la “cantidad” de humanidad que debe tener el planeta se puede presentar con estudios “científicos” o con mistéricas “performances”.
El fundador de CNN Ted Turner afirmaba en 1996 que: “Una población total de 250-300 millones de personas, un descenso del 95% de los niveles actuales, sería ideal”
Todopoderosas instituciones como la ONU han elaborado también sus propuestas. El 22 de diciembre de 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas convocó una conferencia mundial para definir estrategias de protección del medio ambiente. De esta inquietud surgió el denominado Programa 21 que ya hemos comentado, aprobado el 14 de junio de 1992 por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Fue un documento base para la Conferencia de Río que ya hemos mencionado más arriba. Una de las condiciones de la sostenibilidad del planeta, plantea el documento, es la del control poblacional en el sentido de reducción programada que se debía culminar en 2030.
Estas tesis reduccionistas están más extendidas entre las elites mundialistas de los que nos podamos imaginar. Un elenco de declaraciones de personajes de referencia, nos ilustran sobre cómo han connaturalizado este proyecto de ingeniería social. El fundador de CNN Ted Turner afirmaba en 1996 que: “Una población total de 250-300 millones de personas, un descenso del 95% de los niveles actuales, sería ideal”. De hecho, la Ted Turner’s United Nations Foundation ha contribuido con millones de dólares a políticas de control de la natalidad. Dave Foreman, el cofundador de Earth First!, afirma que: “Mis tres metas fundamentales serían reducir la población mundial a unos 100 millones de habitantes, destruir el tejido industrial y ver tierras vírgenes, con su dotación completa de especies, regresando en todo el mundo”.
En Ecosiense, de 1977, ya se proponen medios directos e indirectos, voluntarios o inducidos para esterilizar a una parte de la población humana y reducir así su tamaño
En el mundo académico encontramos personajes como el profesor de biología en la Universidad de Texas en Austin, Eric R. Piankaonce, que llegó a afirmar: “No tengo ninguna mala voluntad hacia la gente. Sin embargo, estoy convencido de que el mundo, incluyendo a toda la humanidad, claramente sería mucho mejor sin tantos de nosotros”. O el premio Nobel de la Paz, Mikhail Gorbachev, en el mismo sentido decía durante el Foro Estado del Mundo: “Tenemos que hablar más claramente sobre sexualidad, la anticoncepción, sobre el aborto, sobre valores de control de la población, debido a la crisis ecológica, en definitiva, es la crisis de la población. Reducir la población en un 90% y no habrá suficientes personas para hacer un gran daño ecológico”. La lista de personajes influyentes partícipes de este ideal de humanidad “reducida”, es larga. En la obra de John P. Holdren, Ecosiense, de 1977, ya se proponen medios directos e indirectos, voluntarios o inducidos para esterilizar a una parte de la población humana y reducir así su tamaño. Holdren, en la era Obama, llegó a ser el Director de la Casa Blanca de Política Científica y tecnológica. Holdren se caracteriza por haber desarrollado un plan con pelos y señales sobre el control globalista de la humanidad tanto económico, como demográfico. Entre sus propuestas se destacan métodos legales de coacción para limitar el número de nacimientos o decidir que mujeres pueden reproducirse y cuáles no.
Remontándonos a tiempos presentes, lo que han sembrado autores como Holdren, han encontrado acogida en magnates como Bill Gates. Éste, en una conferencia de presentación del TED (Technology Entertainment and Design), sin ningún rubor describió cómo reducir la población mundial: “Hoy el mundo tiene 7,8 mil millones de personas y pronto puede llegar a 9 mil millones. Ahora bien, si hacemos un buen trabajo con las nuevas vacunas, el sistema sanitario, el sistema de control de natalidad… podríamos reducir la población en un 10 ó 15 por ciento”. Estas enigmáticas palabras cobran sentido si analizamos la labor de la Fundación de Bill y Melinda Gates. La fundación se ha especializado en todo tipo de vacunaciones, entre ellas las que provocan la esterilización temporal. Está técnica ha sido denominada como “solución de castración temporal”. Ya que con una sola vacuna se podría esterilizar temporalmente a una mujer durante años.
Las propuestas exterminacionistas
En ciertos ámbitos más radicales, se viene teorizando desde hace mucho tiempo la necesidad de que la humanidad desaparezca. El paradigma bajo el que se formula esta teoría es el de la Deep Ecology (o ecología radical). Este nuevo marco de interpretación en el fondo es bastante viejo y se remonta a las teorías gnósticas que buscaban la eliminación del hombre en cuanto que criatura carnal. Para ello había que extinguir la humanidad a través de eliminación de la sexualidad reproductiva. Hoy en día, a esta vieja propuesta se le suma el argumento de la divinización del planeta: hay que sacrificar la humanidad para salvarlo. Son muchas las variantes de este paradigma pero todas acaban en lo mismo: no es suficiente con reducir la humanidad, hay que exterminarla totalmente. El aparente argumentario ecológico tuvo derivaciones sorprendentes hasta llegar a la propuesta de un genocidio mundial. En 1962 aparecía la obra Primavera silenciosa (Silent Spring) de Rachel Carson. Se considera a esta autora uno de los padres de la “conciencia ambiental”. Su obra influyó notablemente en Arne Næss que es considerado como el padre de la Ecología profunda.
El paradigma de la Ecología profunda puso en boga conceptos hasta entonces desconocidos como el de “igualdad Biocéntrica” (derecho de todos los sistemas o animales a ser tratados por iguales”. También se dedican a denunciar a aquellos que consideran la especie humana por encima de las otras especies y reclaman un trato igualitario. En extraños emparejamientos con el feminismo dominante apareció el ecofeminismo que vendría a proponer que el patriarcado pone en peligro la naturaleza y que sólo la mujer puede llevar a cabo una sociedad más ecológica y pacífica. Sin ningún tipo de argumentación científica, se da por sentado que un mundo gobernado por mujeres, sería más pacífico y equilibrado medioambientalmente. Arne Naess contrapone el término de Deep ecology al de Shallow ecology (Ecología superficial).
Este nuevo marco de interpretación se remonta a las teorías gnósticas. Para ello había que extinguir la humanidad a través de eliminación de la sexualidad reproductiva.
De hecho, apareció en 1985 un libro titulado Shallow ecology escrito por Devall y Sessions. En sus páginas encontramos, de forma subterfugia, la contraposición entre el ecologismo “de verdad” con las religiones monoteístas. Éstas -según los autores- proponen una relación jerárquica entre el hombre y la tierra que no se debe permitir. El monoteísmo y el humanismo para estos pensadores, son dos caras de lo mismo: creer que los hombres tenemos el derecho concedido de dominar la naturaleza. Por eso, acusan a los creyentes de “humanocentrismo”; un pecado de soberbia demasiado grave para ser consentido. Estas mezclas de argumentos feministas ecológicos y filosóficos son más que habituales en los que acabarán abogando por la extinción de la humanidad. Entre los defensores de la Deep Ecology encontramos al austriaco Fritjof Capra. Siendo un reputado profesor universitario de física, su gran best-seller ha sido la curiosa obra titulada: El Tao de la Física, en la que intenta combinar la física moderna y el misticismo oriental antiguo. Aboga por alcanzar una nueva comprensión del universo donde, posiblemente, el hombre no tenga cabida.
Pero quien mejor encarna los viejos ideales gnósticos de desprecio a la naturaleza humana es David Benatar, profesor de filosofía y jefe del departamento de Filosofía en la Universidad de Ciudad del Cabo. Este autor es interesante de tener en consideración, pues consigue relacionar estos misticismos pseudopaganos que envuelven a la Deep ecology, con planes concretos de eliminar la humanidad. Su obra más conocida se titula Mejor no haber sido: El dolor de llegar a la existencia (Better Never to Have Been: The Harm of Coming into Existence). Por sintetizar, la obra se resumiría en que siempre es inmoral engendrar más seres que “sienten”, pues en sí misma la existencia es sufrimiento. De por medio, no podemos dejar de mencionar a Peter Singer, fundador de un movimiento de defensa de los derechos de los animales que impulsó la idea de que muchos animales tienen más derechos que algunos hombres. Arrancó sus tesis en 1975 con la obra Liberación de los animales.
David Benatar consigue relacionar estos misticismos pseudopaganos que envuelven a la Deep ecology, con planes concretos de eliminar la humanidad. Su obra más conocida se titula Mejor no haber sido.
Aunque parezca mentira, esta era una postura inicial que fue radicalizando. En breves líneas su evolución ha sido la siguiente: 1) equiparar los derechos de los animales con los de los hombres; 2) advertir que unos hombres son deficientes al nacer, por tanto, tienen menos derechos que otros hombres y como conclusión 3) proponer no sólo el aborto como algo legítimo, sino también el infanticidio posparto, en caso de que un ser humano naciera “defectuoso”. En su obra Ética práctica afirma: “No puedo comprender cómo uno puede defender el argumento de que los fetos se pueden reemplazar antes de que lleguen a nacer, pero los niños no se pueden reemplazar después que nacen”. Y sostiene que los padres de un niño nacido con graves defectos, luego de consultar a su médico, deben decidir si darle tratamiento o dejarla morir. Eso sí, caritativamente propone, que “al tomar la decisión de no prolongar la vida, en lugar de permitir que el infante muera lentamente de la enfermedad o a consecuencias de que se le retire el agua y los alimentos, debía permitirse que se le diera muerte de una forma rápida y humanitaria”.
Si ya no suena extraña la propuesta de Singer es porque ya estamos acostumbrados a todo tipo de desestructuras mentales a las que nos han sometido los que aún pretenden el control total de la capacidad reproductiva de la especie humana. En versión femenina, tenemos cientos de asociaciones y movimientos que abogan por el exterminio del varón o, al menos, su minimización -casi total- en las funciones sociales. Una de las representantes del feminismo radical (que paradójicamente contribuyen a los planes de la elite mundial), Shulamite Firestone, en su obra Cibernation, propone “liberar a las mujeres de la tiranía de la reproducción, crianza y educación”. Una vez se logre esto gracias a la tecnología (cosa que está por llegar), la mujer podrá prescindir del varón. Para la escuela del feminismo radical, una heroína ha sido y es Valerie Solanas, que intentó asesinar a Andy Warhol. Esta feminista se sentía imbuida de la misión de exterminar al “hombre”. No en vano pertenecía a la extraña sociedad SCUM, Society for Cutting Up Men (Sociedad para cortar a trozos a los hombres).
Por último, aunque su eficacia no sea muy grande, sí que simbólicamente representa un mundo hacia el que nos dirigimos; en 1991 apareció El Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria fundado por Les U. Knight. Su fundador propone no exterminar sangrientamente a los seres humanos, pero sí que nos concienciemos de autoeliminarnos simplemente evitando la reproducción. Para ello invitan a sus asociados a esterilizarse. Esta sería una forma retardada de alcanzar sus objetivos asumidos “libremente” por los seres humanos y sin necesidad de traumas o genocidios.
Javier Barraycoa
NOTAS:
[1] El Club de Roma, fundado en 1968 por un reducido grupo de personas, se considera un club elitista y globalista cuya vocación es diseñar las acciones a realizar de forma global en el planeta para su conservación o transformación según sea el caso. Evidentemente el tema de la población es fundamental para ellos.
[2] Este informe fue actualizado recientemente, siguiendo la misma metodología y titulado “2054: Un pronóstico global para los próximos 40 años”. Se considera un refrito del primer informe y esencialmente se aparta de toda metodología científica seria y se convierte en un panfleto propagandístico.
[3] Council on Foreign Relations
Profesor Barraycoa, soy padre de un niño y esperamos tener más por lo que este tema es de sumi interés. Le quería hacer dos preguntas:
1. Sabiendo que la reducción de la calidad del semen en los últimos 40 años, se ha reducidi en Occidente un 50%, ¿Qué tipo de influencia puede tener la comida en ello?
2. Mi mujer es médico. ¿Qué literatura científica puede leer sobre las vacunas más allá de lo aprendido en la facultad y los folletos informativos que les dan para repartir entre la población que se opone a las mismas?
Un saludo
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Hola Pablo:
respecto a la primera hay un debate abierto pues la causa puede ser múltiple. Evidentemente eso no se produce en sociedades no industrializadas. Pero es cierto que en zonas rurales también ocurre. La teoría de la comida, campos electromagnéticos, polución. … pero sí. Una de las tesis más mencionadas es la de la comida. Aunque yo creo que se trata de una suma de causas. Respecto a la segunda cuestión también hay un gran debate. Ahí desconozco la literatura científica médica. Ya que no es mi campo.
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