Il trionfo del tempo e del disinganno (1707) es un precioso oratorio de G. F. Händel. Para ambientarnos el “oratorio” es un género musical en el que no hay puesta en escena, ni decorados, ni vestuarios. Rige la austeridad y a veces acompañando a los músicos y cantante podía haber un narrador. Se convinan arias, coros y recitaciones. El Aria que compuso para esta obra Händel se titula Lascia la spina. Se trata de un diálogo entre cuatro personajes: la Belleza, el Placer, el Tiempo y el Desengaño. Lascia la Espina es el excurso de La Belleza.

La letra, acortada, dice así:

Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
tu vai cercando
il tuo dolor.
Lascia la spina
cogli la rosa;
tu vai cercando
il tuo dolor.

Canuta brina
per mano ascosa,
giungerà quando
nol crede il cuor.
giungerà quando
nol crede il cuor.

En 1711, Händel remodeló el aria para su ópera Rinaldo. Por cierto este es un mal en muchos escritores que aprovechamos muchas cosas para reciclar. En este caso el reciclaje le salió fantástico, aunque le cambió el título: Lascia ch’io pianga. Hoy se la considera su Aria más célebre.

A nuestro entender la letra le da una carácter mucho más melancólico si cabe, rozando esa fina sombra entre lo místico y el romanticismo inmanentista (que evidentemente aún no había aparecido en la historia de la música).

La letra dice así:

Para ilustrar el Aria, hemos escogido una versión que sale en la película Farinelli (1994) que trata de la vida de uno de los castrati más famosos de la historia. En él canta la» Lascia ch’io pianga». Escogemos esta interpretación, pues el Aria es para soprano, pero en aquella época las mujeres no podían subir al escenario y las Arias eran interpretadas por castratis.