¿Quién promueve políticas e ideas antinatalistas? (1)

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Intervención en:

JORNADA DE EXPERTOS SOBRE NATALIDAD

Plataforma por la familia / Catalunya-ONU

20 de septiembre de 2018

 

¿Quién promueve políticas e ideas antinatalistas?

Al analizar las cuestiones demográficas de forma científica se suele abstraer la relación de causalidad con las ideologías y el humus cultural instalado en una sociedad. Con otras palabras, los comportamientos demográficos se observan en sí mismos, acotados en un espacio-tiempo y se realizan proyecciones con más o menos acierto. A veces se buscan causas próximas (una crisis económica) o demasiado abstractas (la cultura de la comodidad) para explicar los comportamientos demográficos. En esta reflexión, nos proponemos establecer que ciertas ideas -incluso la actual cultura demográfica- tiene causas específicas y no necesariamente en fenómenos como la economía o la búsqueda del bienestar, sino en ideólogos y grupos de presión concretos que se propusieron en su momento configurar estos comportamientos suicidas en el orden demográfico. En el orden del pensamiento, debemos distinguir entre ideas propias de una cultura que se han ido asentando de forma connatural en el orden práctico y lo que son ideologías: ideas elaboradas conscientemente e impuestas de forma consciente o inconsciente que violentan la naturaleza social y los comportamientos de las personas. Los actuales comportamientos demográficos corresponden a la imposición de ideologías sobre tradiciones culturales.

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Conferencia de San Francisco (1945)

Las ideologías son síntesis de propuestas concretas, de hombres concretos, que son aplicadas o impuestas por grupos concretos. De ahí que el viraje demográfico, especialmente en Occidente, no pueda considerarse como una evolución natural, sino causado por intereses concretos. Las formulaciones ideológicas han alcanzado desde la mentalidad de padres de familia, pequeños países u organismos internacionales como la ONU. Esta organización, más en concreto, tiene su origen en la Carta de San Francisco (1945) y esencialmente su fin fundacional es la regulación de las relaciones internacionales para garantizar la paz mundial. Colateralmente, se autoimpone unos principios humanistas como expresados en frases como esta: “la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana”. De ahí que lo que en un principio parecía una organización meramente para regular las relaciones entre los Estados, se convirtiera en algo más: una “autoridad” que pretende codificar las “verdades” universales en torno a la naturaleza humana. De ahí que en 1948 surgiera la Declaración Universal de los Derechos humanos plagada de reminiscencias de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente francesa el 26 de agosto de 1789.

Lobbies y Conferencias de Población

La Carta de la ONU, por su propia naturaleza, señala unos principios básicos que pueden ser interpretados de muchas formas. Por ejemplo, en su artículo 3, se lee: “Todo individuo tiene derecho a la vida”. Evidentemente según cómo se desarrolle el concepto de individuo o la persona, esto es en qué momento debe ser sujeto de derechos, el aborto quedaría incluido o excluido como uno de los derechos humanos. Hoy por hoy, la ONU es la organización internacional por excelencia, pero ello no le libra de ser una estructura sometida a dinámicas propias de cualquier organización, por ejemplo, la presión de otras organizaciones e intereses estatales o ideológicos. En 2005 se firmó un protocolo de conducta internacional para ONGs en las Naciones Unidas que consistía en un mecanismo de acreditación[1]. En estos momentos el registro alcanza unas 13.000 ONGs de los cuáles unas 200 tienen que ver con temas natalistas, reproductivos y de ideología de género.

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John D. Rockefeller III

Una de la Organizaciones No Gubernamentales más potentes y decana ante la ONU es la Population Council (Consejo de Población). Aunque actualmente sus fines envueltos en una terminología políticamente correcta (”salud reproductiva”, “jóvenes y género”, “lucha contra el sida”), no puede desprenderse de sus orígenes eugenésicos y abortistas. La Organización nace en 1952 de manos de manos de John D. Rockefeller III. El primer presidente fue, Frederick Osborn autor de Prefacio a Eugenesia (Nueva York, 1940), y presidente de la Sociedad de Eugenesia Americana, entre 1946 y 1945. Se declaraba entusiasta de las ideas eugenésicas de Francis Galton, del que decía: “él veía al movimiento eugenista como algo que barrería el mundo y haría al hombre amo de su propio destino sobre la tierra”[2]. En el trasfondo de todo eugenismo, y en Osborn se ve muy claro, siempre se escondía un supremacismo racista, donde el aborto y la eugenesia eran un medio[3]. A él se debe la estrategia del cripto-eugenismo que se esboza en una estremecedora frase: “Los objetivos eugenésicos probablemente serán logrados bajo otro nombre que no será eugenesia”[4]. Por tanto, no es de extrañar que la Sociedad de Eugenesia Americana cambiara en 1973 su denominación por la de Sociedad para el Estudio de la Biología Social.

En el trasfondo de todo eugenismo, y en Osborn se ve muy claro, siempre se escondía un supremacismo racista, donde el aborto y la eugenesia eran un medio

bombEste tipo de asociaciones, nacían al amparo de una cierta “legitimidad” concedida por la ONU al celebrar Conferencias de Población. Las dos primeras tuvieron lugar en Roma en 1954 y en Belgrado en 1965. También por entonces la literatura demográfica pseudocientífica eclosionó con un auténtico best-seller: The Population Bomb (La bomba de la población) de Paul Erlich, aparecida en 1968. No deja de ser misterioso cómo un libro de divulgación tendencioso y sin ningún fundamento científico, llegara a convertirse en la Biblia de muchos demógrafos. Para colmo, Erlich era simplemente un entomólogo experto en insectos. La explicación es que fue redactado a sugerencia del presidente del Sierra Club, al que pertenecía Erlich. El Sierra Club, al igual que el Pioneer Club tiene -y mantiene- claras reminiscencias supremacistas y eugenésicas. Fueron muy activos en promover las primeras leyes antiinmigratorias de los años veinte, en EEUU.

Por entonces ya se había asentado la International Planned Parenthood Federation (IPPF), fundada en 1952, como una rama de la Eugenics Society. En su fundación participó la conocida eugenista y abortista Margaret Sanger autora de múltiples artículos y gran divulgadora de las políticas de control de nacimientos. Entre sus frases más estremecedoras, llegó a escribir: “La cosa más misericordiosa que una familia hace a uno de sus miembros infantes, es matarlo”. Tras un lavado de cara, influyó notablemente en la Conferencia de Población de Bucarest (1974). El cartel promocional de la ONU llevaba como lema: “una familia pequeña es una familia feliz”.

Entre las frases más estremecedoras de Margaret Sanger, llegó a escribir: “La cosa más misericordiosa que una familia hace a uno de sus miembros infantes, es matarlo”.


La conferencia de Bucarest puede ser considerada la primera en la que claramente se intentó politizar el tema poblacional.
En ella se presentó el Plan de Acción para la Población Mundial. Los defensores de la eugenesia y el aborto, no lograron sus objetivos, aunque sí consiguieron un amplio eco mediático que les concedió una victoria simbólica ante la opinión púbica[5]. Los lobbies y ONGs abortistas consiguieron que al menos la ONU asumiera lo que Rockefeller propuso en un discurso a los participantes: “planificación de la población ha de ser una parte fundamental de cualquier programa de desarrollo moderno, tal como lo reconocen y aceptan los líderes de las naciones”. No obstante, la propuesta se encontró con la barrera de los representantes de muchos países hispanoamericanos, musulmanes y el Vaticano.

51MWxSBzbGL._SX258_BO1,204,203,200_.jpgEn aquél mismo año, en el más riguroso secreto, se elaboró el Memorando de Estudio de Seguridad Nacional 200: Implicaciones del Crecimiento de la Población Mundial para la Seguridad de EE.UU. e intereses de ultramar (National Security Study Memorandum 200: Implications of Worldwide Population Growth for U.S. Security and Overseas Interests), conocido como el NSSM200. La responsabilidad del estudio corría a cargo del Consejo de Seguridad Nacional bajo la dirección de Henry Kissinger[6]. Fue adoptado como política oficial de EEUU por el presidente Gerald Ford en noviembre de 1975[7]. Es el primer documento donde explícitamente se fija el control de natalidad como un mecanismo de control social y geopolítico sobre otros países y se centra especialmente en la preocupación por el crecimiento poblacional de México.

Las siguientes conferencias mundiales de población patrocinadas por la ONU, fueron una sucesión de intentos de imponer las políticas antinatalistas.

La primera derrota de los partidarios de un control masivo de la natalidad a nivel mundial, fue encajada pero no frenó sus intenciones[8]. Las siguientes conferencias mundiales de población patrocinadas por la ONU, fueron una sucesión de intentos de imponer las políticas antinatalistas. En el Foro de Amsterdam (1985) se logró un manifiesto que venía a proponer que, en bien de las generaciones futuras, había que hacer sacrificios en la presente. En la Conferencia de Río (1992), llamada Cumbre de la Tierra, aparece como argumentario para ejecutar el control de natalidad la “sostenibilidad” y el “medio ambiente”.  

175_rio92.jpgDe ella surgió la Agenda o Programa 21 cuyos objetivos explícitos eran mejorar la “salud” del planeta; y los implícitos, la necesidad de disminuir la población mundial. En la Conferencia de Población del Cairo (1994), las tesis antinatalistas habían avanzado notablemente, aunque aún encontraron resistencia en muchos países. A partir de la Conferencia del Cairo, organizaciones como la Plannend Parenhood, lograron acaparar una parte del gran negocio del control de natalidad. Con la connivencia de la ONU, adquirían preservativos a 10 céntimos de dólar que vendían a la ONU a 30 céntimos; o DIUs a unos 4 dólares que eran revendidos a entre 15 y 20 dólares. Un salto cualitativo lo encontramos en la Conferencia de Pekin sobre la mujer (1995) donde se añade al argumento ecológico, el de la Gender Agenda. De ella surgió la declaración de título pomposo llamada: Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos con relación a la orientación sexual y la identidad de género; o simplemente Principios de Yogyakarta. Esta declaración se considera la Biblia o texto fundacional de las reivindicaciones LGTBI.

Javier Barraycoa

 

NOTAS:

[1] Este protocolo es la culminación de lo que ya estaba contenido cono la formación del Comité encargado de las Organizaciones no Gubernamentales que fue establecido el 21 de junio de 1946.

[2] Cf. Eugenics Review, abril 1956, n°1.

[3] Frederick Osborn fue presidente del Pioneer Fund de 1947 a 1956. El Pioneer Fund es conocida por su defensa de la supremacía blanca.

[4] Cf. Betsy Hartmann, “Everyday Eugenics” en Znet, Setiembre 22, 2006, www. Zcomm.org.

[5] Cf. Julio Pérez Díaz, “La política mundial de población en el siglo XX”, en Papers de Demografia, n. 90, Barcelona, 1994, p. 9.

[6] Estaba clasificado, pero más tarde se desclasificó y pudo llegar a manos de los investigadores en la década de 1990.

[7] Por aquel entonces, la Corte Suprema de Justicia de los EEUU, en 1973, había decidido que el feto no gozaba de la protección de la Constitución de los EEUU y por tanto se abrían las puertas del aborto.

[8] La Conferencia de México en 1984, se notó el cambio político de EEUU (Reagan) y Gran Bretaña (Tatcher) y ambas potencias no se pronunciaron ni a favor ni en contra del control demográfico.

[9] El Club de Roma, fundado en 1968 por un reducido grupo de personas, se considera un club elitista y globalista cuya vocación es diseñar las acciones a realizar de forma global en el planeta para su conservación o transformación según sea el caso. Evidentemente el tema de la población es fundamental para ellos.

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