Estructura y psicología de las tentaciones (4): La Primera tentación o primer falso mesianismo.

 1.- Estructura y psicología de las tentaciones (1) Introducción

2.- Estructura y psicología de las tentaciones (2): Las tentaciones de Cristo, síntesis de la historia de la humanidad

3.- Estructura y psicología de las tentaciones (3): Los lugares de las tentaciones y su significado

4.- La Primera tentación o primer falso mesianismo.

Tentacion-jesus.jpgEl Gran Inquisidor, en el texto de Dostoievsky, se dirige a Cristo: “Pasarán siglos y la Humanidad proclamará, por boca de sus sabios, que no hay crímenes y, por consiguiente, no hay pecado; que solo hay hambrientos. `Dales pan si quieres que sean virtuosos´”. La referencia a la tentación del Desierto en el que Satanás pide a Jesús que convierta las piedras en panes, es evidente. El gran obispo Fulton J. Sheen, decía: “La primera tentación de nuestro Señor fue la de convertirse en una especie de reformador social y dar pan a las multitudes del desierto que no pudieran encontrar en él más que piedras”[1]. Un mejoramiento material, sin una regeneración espiritual. Por eso, esa tentación, recogida en San Mateo, la expresa el Diablo con las famosas palabras: ««Si eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en panes» (Mt 4, 3).

TENTADO EN EL DESIERTO MENSAJESDEDIOSALMUNDO.BLOGSPOTSi Cristo convirtiera sin más las piedras y panes hasta los perros le seguirían. Pero el hombre, simplemente saciado por Jesús materialmente, “fingiría creer todo lo que dice”[2]. De hecho tras la multiplicación de los panes y los peces, Jesús reprocha a la turba que le sigan por que les ha llenado el estómago. Un aspecto oculto del aparente bien de convertir piedras en panes y poder alimentar a los hambrientos, es que el milagro se concluya ahí. Los panes simplemente serían panes. Pero Cristo, el Mesías, no convirtió las piedras en panes, sino que multiplicó los panes, los comió junto a los peces –tras su Resurrección- con sus discípulos y –lo más importante, transformó el pan en su cuerpo y así, entre otros, rescató a los discípulos de Emaús. Y esto es lo que hubiera sido imposible al caer (Jesús o todos nosotros) en el mero deseo de satisfacer materialmente a los hombres.

OLYMPUS DIGITAL CAMERALa relación entre la piedra y el pan es constante y profunda en los Evangelios. El Diablo no era tonto y con esa tentación quería alterar todo el magisterio de Cristo. El mismo Jesús había dicho que podía hacer hijos de Abraham de las piedras, o que si sus discípulos callaban, hablarían las piedras. Él mismo es la piedra angular del templo de la nueva Alianza. Un Templo donde se custodiaban los panes ázimos tras el velo, que se rasgó cuando Cristo muere en la Cruz. Esta perspectiva más crística de la tentación diferente, pero complementaria a la tentación de crear una sociedad de la saciedad o del Bienestar, la detectamos en san Lucas. En su relato de la tentación el Diablo no pide que Cristo convierta piedra en panes, sino que el texto es en singular: “Di a esta piedra que se convierta en pan” (Lc, 4, 3). ES una alusión clara a que la piedra angular se transforme en eucaristía. Pero este bien supremo querido por Dios, el Diablo quiere que lo realice por obediencia a él y no al Padre.

agric.jpegEn la Leyenda del Gran Inquisidor, el acento de la tentación es mucho más teológico-política y nos plantea la tentación como un mesianismo redentor de los pobres (la herejía ebionita) a cambio de que el hombre reniegue de su libertad. Posteriormente, en la historia, esta Leyenda se hará realidad tanto con el comunismo como el capitalismo. El Gran Inquisidor, al respecto, espeta a un silencioso Jesús: “Mientras gocen de libertad les faltará el pan; pero acabarán por poner su libertad a nuestros pies, clamando: “¡Cadenas y pan!” Comprenderán que la libertad no es compatible con una justa repartición del pan terrestre entre todos los hombres, dado que nunca — ¡nunca! — sabrán repartírselo Mientras gocen de libertad les faltará el pan; pero acabarán por poner su libertad a nuestros pies, clamando: “¡Cadenas y pan!”. Comprenderán que la libertad no es compatible con una justa repartición del pan terrestre entre todos los hombres, dado que nunca — ¡nunca! — sabrán repartírselo”. Tristemente el Diablo demuestra conocer perfectamente la psicología del hombre. Y la tan cacareada libertad, muchos son capaces de entregarla por unas migajas.

Dostoievsky, en su relato, parece completar a la perfección el monólogo del desierto con el que el Diablo debió estar torturando a Jesús: “Se convencerán –sigue el Gran Inquisidor- también de que son indignos de la libertad; débiles, viciosos, necios, indómitos. Tú les prometiste el pan del cielo. ¿Crees que puede ofrecerse ese pan, en vez del de la tierra, siendo la raza humana lo vil, lo incorregiblemente vil que es? Con tu pan del cielo podrás atraer y seducir a miles de almas, a docenas de miles, pero ¿y los millones y las decenas de millones no bastante fuertes para preferir el pan del cielo al pan de la tierra? ¿Acaso eres tan sólo el Dios de los grandes?”.

El falso mesianismo de las ideologías modernas queda perfectamente explicitado en esta tentación. Y la mera réplica de Jesús citando los textos sagrados, la desmonta: «No sólo del pan vive el hombre …».

[1] Fulton J. Sheen, o.c., p. 63.

[2] Giovanni Pappini, o.c., p. 84.