En la fiesta de Blas

«Un día en la puerta de Lledoners hay un coro de niños amarilleados cantándole canciones a Junqueras; otro día llega una cabalgata de tractores ornamentados con también con los colores de la hepatitis»

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OriolJunqueras_byAndreuDalmau_Efe

 

¡Qué tiempos cuando Fórmula V triunfaba en verano con su single En la fiesta de Blas! Versaba sobre un fiestorro donde todo el mundo salía con una copa de más. Era esa España donde dicen que una extraña dictadura no te atornillaba con controles de alcoholemia y se podía fumar por doquier sin que te multaran ni te acusaran de genocida de la humanidad. Para ir a la cárcel tenías que hacerla gorda de verdad después de un guateque. Como mucho si  te paraba un guardia civil y te veía algo piripi, te daba una colleja y te mandaba a casa a dormir la mona … y casi siempre perdonando la multa. Eso sí si ibas a la cárcel entonces se acababa la fiesta.

Ahora España ya es moderna. Puedes dar un golpe de Estado, eso sí de izquierdas y para provocar un crimen de lesa patria, y te ponen en una cárcel chupi-guay cerquita de casa. Lledoners se ha convertido en el paraíso de los friki-amarillos: lacitos adornan el camino de llegada y puedes encontrarte cada día una sorpresa diferente. Un día en la puerta hay un coro de niños amarilleados cantándole canciones a Junqueras; otro día llega una cabalgata de tractores ornamentados con también con los colores de la hepatitis. Casi cada tarde se acercan jubiladetes de los pueblos cercanos, como antaño se hacían romerías vespertinas. No besan la entrada de la cárcel porque el lumbago es un maligno fascista que reprime los impulsos más democráticos.

«Las autoridades penitenciarias han habilitado el ala de Psiquiatría de la cárcel de Lledoners a modo de despacho para que Oriol Junqueras reciba múltiples visitas y pueda gestionar su partido y estrategias con un poco de tranquilidad»

El entorno carcelario, modelo Eurodisney, que ha proporcionado Pedro Sánchez, si quedara en lo folklórico no tendría más problema que intentar entender la estupidez de algunos colectivos. Pero otra cosa es la flagrante violación del régimen carcelario, de tal forma que el centro penitenciario por el que literalmente campea Junqueras, se ha convertido en la Generalitat paralela al servicio de la destrucción de Puigdemont. El conjunto de desafueros, ilegalidades, agravios comparativos con otros presos es tal, que los funcionarios están al borde del colapso nervioso.

Las autoridades penitenciarias han habilitado el ala de Psiquiatría de la cárcel de Lledoners a modo de despacho para que Oriol Junqueras reciba múltiples visitas y pueda gestionar su partido y estrategias con un poco de tranquilidad. Por cierto, que lo hayan instalado en Psiquiatría tiene su gracia. La permisibilidad impermisible tiene una explicación. El PSOE necesita ganarse a ERC y los podemitas catalanes para futuros pactos. De ahí las visitas de proletario Pablo Iglesias, y otras personalidades que, por supuesto, obligan a los funcionarios a incumplir con los reglamentos. Todos los políticos que han pasado por Lledoners con guardaespaldas, estos no han sido registrados ni se les ha demandado siquiera el DNI. Pero esto es una minucia, si pensamos que los Presupuestos Generales del Estado español están siendo negociados por un mindundi con casoplón en Galapagar y un Junqueras que ha reventado los límites legales de los encuentros vis a vis.

«Pero esto es una minucia, si pensamos que los Presupuestos Generales del Estado español están siendo negociados por un mindundi con casoplón en Galapagar y un Junqueras que ha reventado los límites legales de los encuentros vis a vis»

 

Lledoners es el centro de la política espectáculo de España. Olvídense de Waterloo que ya está demodé. No es extraño encontrar recorriendo las galerías de la prisión en busca del vellocino de oro (sí, Junqueras) a la monja Caram, al obispo Novell. Toda una muestra de la iglesia peregrina catalano-argentina independentista. Incluso Urkullu ha podido visitar a los golpistas bajo el concepto de “razones humanitarias”. La voz de los otros presos ha quedado relegada al silencio que ocupan ahora las risas de los nuevos inquilinos. Llegó la protesta de los condenados habituales de que antes de que llegaran los políticos golpistas les obligaron a limpiar sus celdas y se encontraron que ya les habían instalado televisión; cosa inusitada para los presos comunes. Para colmo ocupan la llamada “Calle Mayor”, esto es, la galería de las mejores celdas, de las cuales algunos presos fueron reubicados. En la democracia unos presos son más iguales que otros.

Los sindicatos de funcionarios de prisiones han alertado que tanta manga ancha está creando recelos en otros presos y profunda incomodidad en los funcionarios que no saben cómo actuar una vez se han violado todos los protocolos. Por ejemplo Jordi Sánchez, contra la normativa penitenciaria, pudo celebrar su cumpleaños montando una fiestecita con pasteles y todo. O bien pueden recibir médicos que no pertenecen a la red de prisiones. O, como denuncian algunos funcionarios, Oriol Junqueras, Raúl Romeva, Josep Rull, Jordi Turull, Joaquín Forn, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, no pisan prácticamente la celda excepto a la hora de dormir. Este hecho va contra el régimen penitenciario y es un agravio total a otros presos. La causa que se esgrime es la gran cantidad (ilegal) de visitas que reciben. Para ello se escudan en una laguna legal que permite las llamadas “visitas de autoridades».

«El Módulo 2 de Lledoners se ha convertido en el epicentro del mangoneo independentista con la permisión de los responsables penitenciarios de la Generalitat y, en última instancia, del gobierno de Pedro Sánchez»

El Módulo 2 de Lledoners se ha convertido en el epicentro del mangoneo independentista con la permisión de los responsables penitenciarios de la Generalitat y, en última instancia, del gobierno de Pedro Sánchez. En el módulo 2 se ha montado una de aquellas épicas fiestas de Blas, en la que todos están contentos porque saben que saldrán bien parados e indultados. Y sino al tiempo. Cuando a nosotros nos toque comparecer como realmente presos políticos en una de esas prisiones, a buen seguro el guateque auspiciado por Fórmula V ya se habrá finiquitado para los que siempre pringamos.

Javier Barraycoa

6 comentarios en “En la fiesta de Blas

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