El discreto encanto de abandonar el marxismo para abrazar el fascismo y otras veleidades

islam-ve-insanligin-gelecegi20170829143957Ya no un artículo, sino un libro, es el que tendríamos que dedicar a los marxistas apóstatas que decidieron abrazar nuevas religiones políticas o trascendentes. Gilles Lipovestky en su obra El imperio de lo efímero, nos recuerda como sus viejos compañeros marxistas, ahora casi todos son budistas. O no se nos pueden escapar las sorprendentes conversiones de los mejores intelectuales marxista de Francia, como Roger Garaudy, al islam; lo que conllevó su crítica al sionismo que no les perdonaron jamás. Como el tema es inmenso y más propio de un estudio psicológico, que no de un artículo, nos limitaremos a un mero resumen de una de estas categorías de conversiones: la de los intelectuales marxistas al fascismo.

El marxismo víctima de su propio determinismo histórico se empeña en afirmar que la evolución propia de la humanidad -y con ella, los intelectuales- es que todos acabemos siendo comunistas. Por eso, se les hace incomprensible que una parte de sus intelectuales se dejaran seducir por el fascismo. Al igual que al catalanismo, por ejemplo, se les hace imposible asumir las influencias del fascismo italiano en el movimiento catalanista y especialmente en partidos como el del Estat Català, que no olvidemos era el de Francesc Macià. Por ello tampoco podemos olvidar que el catalanismo es un movimiento de “conversiones” bidireccionales de un extremo al otro, como tantas otras ideologías modernas.

El marxismo víctima de su propio determinismo histórico se empeña en afirmar que la evolución propia de la humanidad -y con ella, los intelectuales- es que todos acabemos siendo comunistas.

Al analizar los abandonos del marxismo para acogerse al fascismo, no podemos hablar de casos aislados o incidentales. Estamos ante un movimiento de desilusión y transformación ideológica estructural en la intelligentzia europea, en el periodo comprendido entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial. Este hecho histórico, más que significativo y digno de atención y análisis, ha sido enterrado por los intelectuales de izquierdas que surgieron reforzados y legitimados tras el triunfo soviético en la Segunda Guerra Mundial. El fenómeno de conversiones del comunismo al fascismo, se produjo en toda Europa. Pero si nos centramos en Italia, en Francia y en España, encontramos a más de cincuenta dirigentes políticos de primera fila que se pasaron de la izquierda al fascismo. Si añadiéramos países como Portugal, Bélgica, Alemania e Inglaterra, nos encontramos con más de un centenar de casos significativos.

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Nicola Bombacci

Muchos aún se empeñan en negar u ocultar lo que es más que evidente, como el grupo de los sindicalistas revolucionarios y anarcosindicalistas italianos que siguieron a Mussolini en la fundación de los Fasci di Combattimento en 1919. Entre ellos encontramos intelectuales revolucionarios de izquierda que acabaron militando en el fascismo: Edmondo Rossoni, Ottavio Dinale, Michele Bianchi, Leandro Arpinati, Mario Gioda, Massimo Rocca, Edoardo Malusardi, entre otros. A ellos se sumaron nuevos  sindicalistas revolucionarios (Pulvio Zocchi, Alibrando Giovannetti, Eros Vecchi, Arturo Labriola) tras la Marcha sobre Roma o con la Guerra de Etiopía de 1935. Muchos dirigentes marxistas (Nicola Bombacci, Ezio Riboldi, Mario Malatesta o Antonio di Legge), realizaron también su particular itinerario. Abandonaron el Partido comunista y luego se pasaron al Partito Socialista Italiano (PSI) en el que Benito Mussolini había desarrollado su primera etapa política. Los nuevos conversos al fascismo italiano, casi todos tuvieron alguna relación con Nicola Bombacci. Este fue todo un personaje que también provenía del marxismo. Después de la instauración de la dictadura fascista, Bombacci se quedó en Italia y en los años treinta se acercó al fascismo, dirigiendo la revista La Verità. Participó en la experiencia de la República Social Italiana (RSI) y fue fusilado con Mussolini en abril de 1945.

Abandonaron el Partido comunista y luego se pasaron al Partito Socialista Italiano (PSI) en el que Benito Mussolini había desarrollado su primera etapa política.

En Francia, encontramos uno de los personajes más denostados por el pensamiento marxista. Se trata de Jacques Doriot, carismático y entusiasta joven e intelectual comunista y alcalde de Saint Denis, en el cinturón rojo de París en los años de entreguerras. Doriot abandonó finalmente de la Internacional Comunista, en 1934, y fue el fundador del Parti Populaire Français (PPF). Tras la victoria Hitler sobre Francia, en junio de 1940, se convirtió en uno de los más fervientes colaboracionistas en el París gobernado (que no dominado) por los nazis. Este viejo comunista, acabó alistándose con las SS en la campaña de Rusia. Doriot era tan influyente en su originario Partido Comunista que con él muchos intelectuales orgánicos y líderes del partido se pasaron del Parti Communiste Français (PCF) al Parti Populaire Français. La lista es larga: Paul Marion, Henri Barbé, Pierre Célor, Marcel Marschall, Alexandre Abremski, Victor Barthélemy, Victor Arrighi, Paul Guitard, Jean Fontenoy, Pierre Dutilleul o Camille Fégy.

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Ludovic-Oscar Frossard

Este camino ya había sido iniciado antes por personajes como el comunista marsellés Simon Sabiani o Maurice Laporte, uno de los primeros líderes del comunismo francés. Otros comunistas siguieron diferentes senderos, pero todos llevaban al mismo destino.  El comunista François Chasseigne acabó colaborando con el Régimen de Vichy, aunque ya ni pasó por el Parti Populaire Français. El fundador del Partido Comunista de Francia, Ludovic-Oscar Frossard, que llegó a ser ministro en diversos gobiernos de izquierda, acabó trabajando de periodista en la Francia de Vichy y a favor de Petain. Y no solo del Partido Comunista, sino de otros movimientos de izquierdas como desde el socialismo se iba produciendo este corrimiento ideológico. El caso de Marcel Déat es un claro ejemplo de tránsito de cuadros socialistas al fascismo. De igual modo acabaron las trayectorias de Barthélemy Montagnon y Adrian Marquet.

El fundador del Partido Comunista de Francia, Ludovic-Oscar Frossard, que llegó a ser ministro en diversos gobiernos de izquierda, acabó trabajando de periodista en la Francia de Vichy y a favor de Petain.

Resultan interesantes también los itinerarios de los sectores más pacifistas del Partido Socialista francés: desde Paul Faure hasta Paul Rives y Charles Spinasse, hasta los sindicalistas reunidos alrededor de la revista Syndicats, como René Belin que fue ministro de Trabajo en Vichy entre 1940 y 1942. Igualmente, el núcleo de Redressement de Ludovic Zoretti, en verano de 1940, críticos con la corriente mayoritaria liderada dentro del partido por Léon Blum, se acercaron a Pétain o se incorporaron en los partidos colaboracionistas de los nazis en París. Otro caso sorprendente es el de Gaston Bergery de los jeunes turcs que acabaron colaborando activamente con los alemanes durante la ocupación. Sólo a modo de botón de muestra, podemos citar los itinerarios políticos de Jean Luchaire y Bertrand de Jouvenel. La izquierda clásica no podía comprender esta oleada de “conversiones” al fascismo incluso al nacionalsocialismo. No podían digerir el caso de Gustave Hervé–socialista antimilitarista que se convirtió a la causa patriótica durante la Gran Guerra y fue un admirador del fascismo y un seguidor de Pétain– o el de Georges Valois –sindicalista revolucionario de principios de siglo-, fundador de Le Faisceau en 1925.

1515188258.jpgEn España encontramos muchos procesos semejantes. Uno de ellos, digno de mencionar por paradigmático es el de Óscar Pérez Solís. Fue socialista, después comunista y finalmente falangista, tras la conversión al catolicismo en 1928 en la cárcel de Montjuic. Destacan también los casos de Ramón Merino Gracia –fundador del Partido Comunista Español, en abril de 1920– y Mariano García Cortés, fundador, con Pérez Solís, del Partido Comunista Obrero español (PCOE) en abril del año siguiente. Estos apoyaron a la dictadura de Primo de Rivera y luego se acercaron también al régimen franquista. Menos relevantes, pero sin duda emblemáticos, son también las “conversiones” del joven comunista madrileño Enrique Matorras, que pasó a los sindicatos católicos de derechas y también a la Falange en 1934. Entre los colaboradores de La Conquista del Estado y del primer núcleo de las JONS, encontramos a muchos jóvenes que provenían de una militancia juvenil comunista o cenetista. Otros de los primerizos de Falange Española y del jonsismo provenían del mundo comunista: como Santiago Montero Díaz, Nicasio Álvarez de Sotomayor –protagonista de un viaje de ida y vuelta entre el mundo libertario y las JONS–, Francisco Guillén Salaya, Manuel Mateo –que fue secretario de organización del PCE en Madrid–, Juan Orellana –que fue líder de los sindicatos comunistas en Sevilla–, José Guerrero Fuensalida, Carlos Ribas y Juan Aparicio (el que fuera futuro director del periódico falangista El Español), en cuyas páginas escribía Pérez Solís en los años cuarenta.

Entre los colaboradores de La Conquista del Estado y del primer núcleo de las JONS, encontramos a muchos jóvenes que provenían de una militancia juvenil comunista o cenetista.

En Portugal encontramos casos como el del comunista José Carlos Rates que se pasó al salazarismo; en Inglaterra el caso del laborista británico Oswald Mosley que fundó en 1932 la British Union of Fascist; en Alemania aparece la figura inclasificable de Ernst Niekisch, que creó el movimiento nacionalbolchevista; en Bélgica, el socialista Henri de Man apoyó en un primer momento a la ocupación alemana de Bélgica. O John Hagemans que pasó de la militancia comunista al partido rexista de Léon Degrelle; con el que luchó en la Legión Wallonie, en el frente ruso, muriendo en la guerra.

Como hemos dicho la relación es interminable. Algún día se debería estudiar el porqué de estos procesos de desencanto por el comunismo y fascinación por el fascismo en tantos protagonistas de aquellos tiempos. Pero también es fundamental analizar un análisis de la resistencia de la intelectualidad de izquierdas, siquiera por reconocer que estos personajes existieron.

Javier Barraycoa

4 comentarios en “El discreto encanto de abandonar el marxismo para abrazar el fascismo y otras veleidades

  1. No sé puede, cortar por el mismo patrón, llamando a todo lo que te parece fascismo. Estas usando como el sistema liberal-capitalista el fasciocomodin. El Fascismo fue fundado por Giovanni Gentile, ni tan siquiera Benito Mussolini lo creo aunque tomara el nombre, para que diferencies lo que es fascismo de lo que no lo es lee la biografía y títulos de sus obras en:
    es.metapedia.org/wiki/Giovanni_Gentile
    http://es.metapedia.org/wiki/Giovanni_Gentile
    Digo títulos de las obras por si quieres leer alguna para escribir sobre que es Fascismo con conocimiento.
    Más jocoso resulta que muchísimos carlistas, siguiendo a Javier, Carlos Hugo y Carlos Javier Borbón-Parma , hayan abrazado el marxismo y colaborado con organizaciones de extremaizquierda. Incluyo a ciertos conocidos tuyos que se atreven a llamarse «Jefatura del Requetés» en facebook y coquetean además con el separatismo.

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    • La Doctrina Fascista, Giovanni Gentile, nunca se ha llevado 100% a la práctica. Benito Mussolini no puso en práctica más del 40%, mira si es gratuito aplicar por las buenas el calificativo Fascista.

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  2. El marxismo está de capa caida pero sigue siendo atractivo para mucha gente Unos por ignorancia historica de a lo que conduce el marxismo, los otros porque asi se aseguran un rebaño que cotice. En Cataluña los separatistas han sabido segmentar su mensaje y ahora todos los partidos venden lo mismo:: Separatismo Su «propuesta» de «Una frontera étnica» y de un «Apartheid lingüistico» se lo presentan como algo democratiquisio ¿? y la gente se lo compra, Incluso los chicos de la CUP se han lucido mas que nadie porque vrnden fascismo xenofobo a ..Anarquistas !Lo nunca visto! y los llamados Unionistas resulta que ninguno de ellos acierta a denunciar la evidencia; «la frontera étnica» y el «Apartheid lingüistico» es decir el fascismo racista y nos predican «que sus fines son legitimos (¿?) y que solo discrepan en la unilateralidad» (¿?¿?¿?) Conclusion «el Supremacismo y la Segregacion son fines legitimos en la Union Europea». Maravillosos todo . Y ahora la pregunta del millon ¿Porque nadie se atreve a denunciar ese racismo fascista? , Saludos

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