El gentilicio y antropónimo “Español” … surgió en la pre-Cataluña

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La leyenda de Otger Cataló

 

El gentilicio y antropónimo “Español” … surgió en la pre-Cataluña

 

El romanticismo catalanista decimonónico, recogió una vieja e indemostrable leyenda de nueve barones que desde Francia arrebataron Cataluña a los Sarracenos. Uno de ellos era Otger Catalò. La ansiedad del primer catalanismo por buscar raíces y tradiciones donde no las había, les llevó a sublimar a este personaje legendario.

Pero si hay un hecho real, es que la palabra Catalán no se deriva de este antropónimo (o apellido). En todo caso, surgiría mucho más tarde. Lo único que sí tenemos de registro histórico es que el apellido o antropónimo «Español» tuvo sus orígenes en esa marca hispánica, en la que los aún godos se resistían a que su vieja hispania fuera un califato.

Ya estamos, pensará más de uno. El chauvinismo de la catalanidad hispánica. Pero qué le vamos a hacer. Es simplemente así, a menos que alguien sea capaz de demostrar lo contrario.

¿Por qué utilizamos los antropónimos de vasco, gallego, andalúz, y no “vascol”, “gallegol” … y sí “español”? La respuesta, etimológicamente hablando, es muy sencilla. El término español es provenzal. El sufijo –ol, es propio de la Provenza y deriva del latín hispaniolus.

En el siglo XI, los condados (aún no denominados catalanes, pues la palabra catalán no existía todavía), dependían del Obispado de Narbona. Por aquél entonces el antiquísimo Primado de las Españas, con sede en Tarragona, había quedado devastado por la invasión musulmana. Barcelona, en territorio por entonces dependiente de la corona franca, y sufragario episcopalmente de Narbona. En 1058, su arzobispo presidía la consagración de la Seu de Barcelona.

El término español es provenzal. El sufijo –ol, es propio de la Provenza y deriva del latín hispaniolus.

Poco después, en 1082, tenemos documentada una Masía en Taradell, cerca de Vich (Barcelona) que se conocía como “Mas Espanya”. Es la primera vez que encontramos, con toda propiedad la palabra “Espanya” disociada de “Hispania”. De esa masía, durante décadas las familias que de ella surgieron, ostentaron el nombre apellido “espanyol”.

A partir de entonces van apareciendo los nombres o apellidos “español”. Por ejemplo, en el acta de la consagración de la iglesia de Sant Pé de Generès, en Bigorra (Provenza) uno de los testigos firma Espaniol, así poco a poco se exttiende por los condados de la Marca hispánica y, posteriormente, lo hallaremos en Aragón, en un acta de Uncastillo, que firma un tal “Espannol”. Ya más tardíamente surgirán en Bayona apellidos como “Espagnol”; o uno vasallo del Rey de Pamplona, en la toma de Zaragoza (1118) queda registrado que se llamaba “Espaniol”.

Estos argumentos filológicos tampoco servirán para convencer a separatistas y nacionalistas de nada. Pero esta es la realidad, esta es la historia. Y la conclusión es evidente: la cuna de lo hispano tuvo uno de sus principales afluentes en estas mis tierras catalanas.

Javier Barraycoa

Refeencia: Consúltese el Diccionari d´Antroponímia catalana de Antoni Maria Badia i Margarit, Barcelona, 2004).

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