Mientras nos queden fuerzas, seguiremos celebrando cada años la liberación de Barcelona que había sufrido 32 meses de opresión revolucionaria. Son muchas las historias que podríamos contar del terror de aquellos años. Ayer mismo, nos contaba un viejo amigo, el sr. Roure, cómo cuando iban a fusilar a su abuelo en el castillo de Montjuich gritó ¡Viva Cristo Rey! El oficial al mando del pelotón de fusilamiento, ordenó para la ejecución para que le cortaran la lengua. Después prosiguió la ejecución.

En la vieja checa de San Elías, en la cripta donde fueron fusilados tantos mártires, ante un grupo numeroso de asistentes, expusimos algunos testimonios martirices y rezamos cantando el Credo en catalán, como lo hacían tantos mártires entre el 36 y 39.