No hablamos de la “venganza catalana” que se urdió en Neopatria o en la lejana Atenas, sino de la que se está cociendo en la cárcel de Estremena. Como tuvimos a bien aventurar contra todo pronóstico, en esta misma tribuna, Puigdemont iba a dar un “sorpasso” a ERC. Además el adelantamiento iba a ser por la izquierda. Y así se ha cumplido, pues su victoria sólo se entiende por haber arrastrado votos del caladero de los pijo-cuperos. Para ellos Junqueras es un blandengue e incluso un tibio. La estrategia electoral de Puigdemont, fundamentada en un relato quijotesco, ha funcionado. Pero el tiempo empieza a correr y el despertador sonará y la realidad amanecerá para los que aún creen que Puigdemont es el actual “presidente de la Generalitat” en el exilio.
Y la realidad se concreta en que, en pocas semanas, se tienen que recoger las actas de diputados autonómicos, constituir los grupos parlamentarios, el Parlamento y la investidura del nuevo presidente de la Generalitat. Cosas banales, suele ocurrir en todas las democracias. Y ahí vendrá el problema para los que siguen en el alucinante Wonderland de Puigdemont. ¿Cómo un Presidente que vuelve del exilio reclamando su cargo, pues “nunca ha sido cesado”, puede ser investido. Es como si el retorno del Rey legítimo en el exilio exigiera que volviera a ser coronado. Un absurdo. Además, la restauración de la “normalidad” que exige el relato de la campaña electoral de Junts per Catalunya exige que Carme Forcadell vuelva a ser la Presidente del Parlament. Pero ella es más realista y sabe que ese cargo, en su actual situación judicial, quema y le pueden llevar a agravar más su horizonte penal. Por mucho que “Puchi” no lo desee, abrigado con su bufanda vileda XXL, la realidad ha cambiado.
En segundo lugar, a Junqueras aún le queda un estrecho margen para acudir ante el juez Llanera y matizar sus declaraciones, conseguir a que le levante las medidas cautelares y pueder estar presente en los debates de investidura. Es un escenario muy complicado, pero no imposible. A su favor, Junqueras sabe que par el Gobierno español la mejor arma que tiene contra Puigdemont es el propio Junqueras. A malas, aunque Junqueras no pudiera ser elegido un presidente ejecutivo, por tener que permanecer bajo medidas cautelares, siempre podrían votarle como “Conseller en cap”, “presidente honorífico” o cualquier otro cargo que se inventen para el caso. La cuestión es que ERC, con tal de que Puigdemont no siga subido a la parra, debe maniobrar con la frialdad y la precisión de un cirujano. Debe representar ante su público que es imposible investir a Puigdemont o al sucedáneo que designe de su candidatura, y convencerle de que la única salida para salvar el “proceso” es que él esté -de una u otra manera- como cabeza visible del mismo.
La preocupación de ERC es cómo escenificar la ruptura con Junts per Catalunya. Lo demás vendría solo. La estrella de Navidad se le aparecería a Iceta y los Comunes, pues serían los respaldos que necesitaría Junqueras. Ello les permitiría cobrar un protagonismo que las urnas les ha arrebatado. Por otro lado, esta alianza (que ya hemos anunciado varias veces como la más realista para salir del atolladero), deja a Ciudadanos y al PP como invitados de piedra. El partido más votado y el menos votado tendrán el mismo protagonismo en la política catalana: cero. Venganza catalana y absurdo democrático.
Habrá venganza catalana, o mejor dicho catalanista. Esta puede adoptar dos formas. La primera intentar mantener el relato de la épica con un falso pacto entre ERC y los de Puigdemont, pero con un elenco de diputados y consejeros que vayan siendo juzgados y pasando por la cárcel, desestabilizando el Parlament; la segunda el pacto ERC, PSC y Comunes que en segunda vuelta con la abstención del PP tendrían más que suficiente y ello culminaría la venganza se Junqueras y Puigdemont. Las dos formas de venganza se sintentizarían en una: convertir Cataluña en un espacio político endémicamente inestable.
Hay que hacer que se sientas mas incomodos, para ello la libertad de TABARNIA es perfecta, usa todos los argumentos que han usado ellos para su «referéndum», los mismos argumentos, los mismos intereses y encima seria una espada de Damocles que estaría mas cerca de caerles cuanto mas cerca estuvieran de la «independencia».
Visto lo visto, a rio revuelto, presión con la idea de TABARNIA.
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Todas las predicciones del artículo conducen al desastre, un desastre sembrado por el régimen de 1978 y cosechado por el separatismo.
Con el sistema actual, electoral y político, el cáncer separatista es incurable.
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