La Cristofobia en España

 

La Cristofobia que se ha despertado en España en poco tiempo tiene explicaciones sociológicas pero otras más trascendentes. En el ámbito sociológico, es una Cristofobia que ya se viene larvando desde que la Ilustración llegó y los “afrancesados” asumieron las riendas del poder fáctico en España. Desde entonces, casi cada generación, el odio religioso se ha disparado en la Católica España. Recordemos el trienio liberal, la revolución septembrina, la I o la II Repúblicas. La última vez, de forma especialmente cruenta, fue en el 36. Ahora parece iniciarse una etapa parecida, de momento incruenta. Pero hay una persecución latente, constante y que cada vez se va evidenciando más.

es una Cristofobia que ya se viene larvando desde que la Ilustración llegó y los “afrancesados” asumieron las riendas del poder fáctico en España

proclama.jpegLa gran diferencia, respecto a otras épocas, es que antes en España hubo una legión de católicos dispuestos a no dejarse aplastar ni siquiera a amilanar. Y hoy parece que el cuerpo católico se ha quedado sin anticuerpos. En un ámbito más trascendental, la emergencia de esta Cristofobia actual coincide con un sutil cambio de régimen tras la abdicación de D. Juan Carlos. Por primera vez en la historia de España la ceremonia de proclamación de un Rey, en este caso Felipe (VI), fue sin ceremonia religiosa. Podríamos decir que ese acto contuvo una apostasía tácita, rozando lo explícito. Le guste o no a alguien esta afirmación, la teología de la historia es así. Las decisiones de los que tienen autoridad o poder determinan el futuro de las sociedades sobre las que tienen responsabilidad. Sin embargo, el drama de las épocas de apostasía, también coinciden con grandes bienes para la Iglesia, como el martirio. España, si en el siglo XX fue ejemplo martirial, en el XXI, en medio de esta apostasía generalizada, Cristo volverá a reinar en los nuevos mártires que a buen seguro habrán de llegar.

Podríamos decir que ese acto contuvo una apostasía tácita, rozando lo explícito. Le guste o no a alguien esta afirmación, la teología de la historia es así.

capillaEl asalto de iglesias y capillas, el padrenuestro blasfemo que premió el Ayuntamiento de Barcelona, las amenazas constantes de cerrar Iglesias, romper el Concordato o prohibir las procesiones, parecen hechos aislados, pero … ¿son eso o son el síntoma de que se está preparando una persecución … no hay hechos aislados. Nada ocurre por casualidad y menos en el ámbito de la relación Religión-Política. Estamos ante una primera fase de revanchismo ante la derrota del proyecto anticlerical que quedó frustrado en 1939. Este revanchismo ha obtenido una cobertura legal con la Ley de Memoria histórica de Zapatero y sus primeros efectos ya han sido nefastos. Pero no nos engañemos. Ahora estamos en una primera fase de aparentes reivindicaciones disfrazadas de “derecho a la libertad de expresión”, “neutralidad del estado” o “interés general”. Pero el revanchismo de los “podemitas”, en el fondo los hijos no deseados de Zapatero, sobre todo contra las procesiones de la última semana Santa, allí donde gobernaban, aún ha encontrado una resistencia en los restos de una población fiel a sus tradiciones.

Nada ocurre por casualidad y menos en el ámbito de la relación Religión-Política. Estamos ante una primera fase de revanchismo ante la derrota del proyecto anticlerical que quedó frustrado en 1939.

musPero llegarán tiempos peores. Puede que algún lector se muestre escéptico, pero ya nos toca ver cómo el poder político favorece el Islam como religión alternativa al cristianismo, creyendo que a base de subvenciones lo podrá domesticar. De hecho ya tenemos infinidad de datos para demostrar que Europa se está suicidando; o mejor dicho, las elites europeas nos arrastran al abismo. El último ejemplo más que significativo ha sido la ocupación de la alcaldía de Londres de un paquistaní musulmán; algo inimaginable hace tan solo 20 años. Lo peor es que ha alcanzado esa representación gracias al apoyo del partido laborista (la izquierda anglosajona). Hay que ser ciego para no ver el futuro que se avecina. Como sociólogo uno se fascina siendo testigo de la velocidad de los cambios sociales que se están produciendo; pero como católico, no tiene más remedio que preocuparse, y mucho. Pues en Europa ha aparecido una Cristofobia alimentada por las elites y de la que el Islam se está aprovechando para sentar sus reales bajo apariencia de tolerancia y ecumenismo.

ya nos toca ver cómo el poder político favorece el Islam como religión alternativa al cristianismo, creyendo que a base de subvenciones lo podrá domesticar.

perEn el plano humano la Cristofobia es absurda. Si todo está permitido y todo es aceptable, ¿por qué el catolicismo no iba a ser menos? Sin embargo, estamos ante enemigos muy poderosos. Por ejemplo, se ha realizado estudios sociológicos muy serios en Estados Unidos que demuestran que no hay correlación entre pedofilia y sacerdocio. Hay colectivos como profesores, incluso padres que recogen tasas de pedofilia mucho más altas. Sin embargo, la ocultación de estos datos, han conseguido que la psiqué colectiva asocie sacerdocio a pedofilia y ello va generando una Cristofobia inconsciente que tarde o temprano acaba surgiendo. Además está la Cristofobia es un fenómeno creciente. No tiene límites, hasta que no eclosiona en forma de persecución. Lo que nos salva a los católicos europeos es que de momento Europa no está para permitir según qué cosas. Parece que es contradictorio, pero en realidad no. A lo largo de la historia hemos visto como emperadores no  cristianos defendían la Iglesia. Los Zares ortodoxos de Rusia llegaron a defender en algún momento a los católicos perseguidos por la Revolución Francesa. Incluso Napoleón acabó dándose cuenta que le salía más a cuenta defender a los católicos que atacarlos. Hay momentos misteriosos en la historia en los que aquellos que ostentan el poder, aun siendo anticatólicos, ven la necesidad de preservar la Iglesia ante ciertos ataques. Con la Unión Europea pasa lo mismo. Es profundamente anticristiana, pero en estos momentos no quiere que haya ninguna persecución excesivamente explícita. Ya de por sí Europa tiene demasiados problemas para que se acumule mayores niveles de incertidumbre, conflictividad y, en el fondo, colapso.

Sin embargo, la ocultación de estos datos, han conseguido que la psiqué colectiva asocie sacerdocio a pedofilia y ello va generando una Cristofobia inconsciente que tarde o temprano acaba surgiendo.

Ante la pregunta de si los católicos estamos preparados realmente para una persecución incluso cruenta, que hay que responder que no. Pero tampoco hay por qué estarlo especialmente. Aunque suene a tibieza no pretendemos transmitir eso. El martirio es una gracia. Es un don gratuito, no merecido. Cuando llegue, llegará y Dios escogerá a los suyos. No depende siquiera de nuestros méritos actuales. Aunque sí que sería más que prudente rezar a Dios para pedirle fortaleza de cara a lo que nos tocará vivir a los católicos en tiempos muy próximos. Cuando llegue ese momento, cada uno sabrá lo que Dios le pedirá en ese momento y el Espíritu Santo le iluminará. Como hemos dicho no todo el mundo está llamado al martirio. La Iglesia en su Magisterio deja bien claro que es perfectamente legítimo huir en caso de persecución incluso muchas veces un deber. San Atanasio y otros tantos santos son ejemplo de ello. Por ahora debemos vivir como si fueran tiempos ordinarios, aunque sabemos que son extraordinarios. Todos tenemos nuestras gracias de estado y debemos aprovecharlas al máximo. Cada día tendremos más tentaciones a nivel espiritual y a nivel político y social: cansancio, transigencia, desapego a nuestras responsabilidades sociales y políticas. Y de eso hay que ser consciente de que son tentaciones del Enemigo.

Cuando llegue ese momento, cada uno sabrá lo que Dios le pedirá en ese momento y el Espíritu Santo le iluminará. Como hemos dicho no todo el mundo está llamado al martirio.

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Martirio de San Andrés

Ante ello, debemos tener claro un trilema cuyo orden jerárquico sería: Oración, formación y acción. Si queremos hacerlo al revés, creeremos estar construyendo el Reino de Dios y simplemente seremos unos peones más de este sistema, unos meros activistas reconducibles para legitimar el propio sistema que nos ataca. Hoy más que nunca hemos de tener presente que no somos de este Mundo, pero estamos en este Mundo y por lo que hagamos aquí es por lo que seremos juzgados. Y evidentemente la gran tentación que nos pondrá el diablo será la sensación de estar solos y sentirnos “raros”. Eso sería un síntoma de perder la conciencia de que pertenecemos a un cuerpo místico. Y que la Iglesia ha de pasar por las mismas tribulaciones por las que pasó Cristo. Por ello es tan importante que se consoliden pequeñas comunidades de católicos fieles a la Tradición sempiterna de la Iglesia y que sepan discernir los signos de los tiempos. Y no es fácil, ciertamente. Frente a la Cristofobia, sólo nos queda un remedio, hacernos otros Cristos y en comendarnos a José y María.

2 comentarios en “La Cristofobia en España

  1. Gracias Javier.
    Sí, ciertamente, sólo hay dos maneras de vivir matando como lo hace el mundo, o dando la vida.
    Sí, las dos generaciones:
    Caín que ofrece su esfuerzo del trabajo de la tierra, construyendo un nuevo orden mundial… pero matando…
    Abel que se sabe reo de muerte delante de su Dios y Señor y pone una víctima entre él y su Señor, eso es, el Cordero degollado.
    Sí, ¡eh ahí! las dos maneras de vivir:jurar de morir hasta derramar la última gota de sangre, matando, y la nueva vida, vivir dando la vida: «Esto es mi cuerpo…Este es el cáliz de mi sangre derramada…

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  2. Como siempre, excelente argumentación. Gracias.
    Me permito decir que en mis ya pasados sesenta, tal vez, los que quieren acabar con nosotros, como cristianos y católicos, lo puedan tener fácil y sin martirio de nadie. Y es que mirando lo que viene detrás de nosotros, tristemente es una mayoría que cada vez es más grande en cuanto que vamos desapareciendo los que vamos por delante en edad. Porque se ve, y yo no se cómo, el cada vez mayor desapego a las tradiciones cristianas que son las que nos hacían y hacen vivir en armonía con los verdaderos valores de la Verdad. Y por desgracia, perdóneme Dios, lo percibo hasta en una jerarquía eclesiástica muy impregnada de relativismo; aunque siempre hay honrosas excepciones.
    Que tenga un feliz año nuevo.

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