Esta es la rutina. Por la mañana estudiar y trabajar en un libro que hará pupa al nacionalismo. Por las tardes toca ser un ciudadano de a pié, picar piedra y manifestarse contra el gobierno.
Esta es la rutina. Por la mañana estudiar y trabajar en un libro que hará pupa al nacionalismo. Por las tardes toca ser un ciudadano de a pié, picar piedra y manifestarse contra el gobierno.
El gobierno actual es un reflejo de una población indolente y sin espíritu crítico que se deja arrastrar por movimientos manifiestamente perniciosos como son el comunismo y el nacionalismo a cambio de promesas de abundancia de carácter infantiloide.
El nivel de degradación debe ser realmente grande para que los votantes se traguen sin apenas pestañear sapos del tamaño de pactos de estado con golpistas y bilduetarras. Es increíble que millones de españoles sigan apostando por un gobierno que esconde decenas de miles de muertos bajo la alfombra y gestiona de una forma tan absolutamente chapucera una crisis sanitaria como la que hemos padecido.
Hace unas décadas el más insignificante de los patriotas se hubiera puesto las manos en la cabeza viendo lo que está pasando en España, ahora a la mayoría solo le interesa cuando abrirán los bares y comenzará la liga de fútbol.
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