El separatismo que sufrimos no consiste en la confrontación de dos cuerpos políticos diferenciados, sino de un único cadáver social que se descompone en pedazos.
Hay otoños calientes y otoños malolientes. Esta vez nos toca el segundo, aunque nos lo quieran vender como el primero. Tendríamos un otoño caliente si existiera, por un lado, un Estado gobernado coherentemente y con una línea de acción estratégica contra el separatismo; y, por otro lado, un frente separatista jerarquizado, con un liderazgo inequívoco y una estrategia viable para acometer sus fines. Para que exista una confrontación, debe existir organizaciones capaces de confrontarse y canales -del tipo que sean- por los que vehicular esa confrontación.
Pero no estamos en una etapa de confrontación, sino en una fase de putrefacción social. Por lo tanto, es inevitable el hedor y la sensación de descomposición de todo el cuerpo social. El separatismo -y sólo lo entenderemos si los miramos desde esta perspectiva- sólo es síntoma más de esta consunción. El separatismo que sufrimos no consiste en la confrontación de dos cuerpos políticos diferenciados, sino de un único cadáver social que se descompone en pedazos. Hace poco, se quejaba alguien próximo al gobierno de España que no sabían cuál era el interlocutor válido en el mundo separatista. Y esta afirmación es muy sintomática, pues al menos cuando el Estado mantenía contactos con ETA, sabía quién era el interlocutor válido.
Ahora ERC se convierte en el partido moderado del nacionalismo mientras que los nietos de la burguesa Convergencia están desbocados
Pero en estos momentos el separatismo está también descompuestos y nos ha regalado escenas sorprendentes. Tanto Junqueras como Joan Tardà -que buscan una vía posibilista para evitar la OPA de Puigdemont- han afirmado que hay que negociar con el Estado. La jauría separatista se les ha echado encima desde las redes sociales acusándoles -lo más suave- de traidores y “botiflers”. ¡Quién lo iba a decir! Ahora ERC se convierte en el partido moderado del nacionalismo mientras que los nietos de la burguesa Convergencia están desbocados. Por su parte, la CUP, siguiendo sus instintos antisistema, van a su bola y nadie sabe por donde saldrán. En el mundo separatista -insistimos- todo huele a descomposición.
Los CDR pretenden bloquear Cataluña con otra de sus huelgas generales que atenta radicalmente contra la burguesía separatista que representa el de Waterloo. Quim Torra, emulando a los jóvenes cachorros de Arran, promete a los suyos la madre de todas las confrontaciones pero ni siquiera sabe si podrá aprobar los presupuestos autonómicos. Un diputado regional del PDeCAT -en pleno delirio pre-mortem– propone cerrar las fronteras con España, como si siempre hubieran estado ahí. Algunos insisten en la revolución de las sonrisas, mientras que en la calle la guerra de los lazos ha provocado las primeras confrontaciones serias y nos ha descubierto -Oh, sorpresa- que los Mossos son una policía política. Todo apesta.
Y eso es el nacionalismo en este momento, una realidad pútrida que atemoriza, no por su fuerza, sino por su capacidad de contagio pandémico.
El otoño maloliente se acerca. Y si hay algo más peligroso que un soldado enemigo en combate, es el cuerpo de un soldado putrefacto que puede expandir una epidemia. Y eso es el nacionalismo en este momento, una realidad pútrida que atemoriza, no por su fuerza, sino por su capacidad de contagio pandémico. El nacionalismo no sólo enferma a los nacionalistas, sino que afecta mortalmente a toda la sociedad especialmente a la parte sana. Por el otro lado no tenemos un equipo de contención vírica, tenemos un gobierno y -lo que es peor- un Estado que pare sufrir osteonecrosis. Esta enfermedad consiste en que deja de fluir la sangre y el tejidoo óseo muere y pudre toda la musculatura de su alrededor. Traducimos: el Estado no tiene unos principios de los que alimentarse y el sustento material del mismo (sus huesos) empieza a flaquear. Pronto vendrá la caída por pudrición.
Las muletas que podrían retrasar una caída inmediata -Europa- están herrumbrosas y nadie sabe si sobrevivirán al Brexit, las políticas de Trump, Rusia o a su propia ceguera. En definitiva, la muerte es la evidencia del triunfo del principio entrópico, por el que se afirma que todo tiende al caos. Sólo un ejemplo: los manteros de Barcelona, que apenas saben farfullar castellano, han declarado que están a favor de la independencia de Cataluña porque el Estado español porque es opresor, cuando hace apenas unos meses ni siquiera sabían de la existencia de algo llamado Cataluña. No hace falta ningún premio Nobel para diagnosticar que hemos entrado en el caos político más absoluto. Mejor dicho, en la muerte espiritual de nuestra sociedad que hiede más que el cuerpo fenecido.
Puedes vivir en una sociedad donde te tengas que enfrentar a todo tipo de dificultades. Pero es imposible estar permanentemente en un sitio donde todo apesta continuamente
Puedes vivir en una sociedad donde te tengas que enfrentar a todo tipo de dificultades. Pero es imposible estar permanentemente en un sitio donde todo apesta continuamente. Y en eso han convertido no sólo Cataluña, sino que se está extendiendo por el resto de España. Y sino que se lo digan a Pedro Sánchez que se nos ha convertido en un obseso necrófilo, deseoso de remover restos mortales con tal de pasar a la historia.
Javier Barraycoa
La única solución es provocar o reclamar elecciones generales anticipadas, y dejar de votar a los «cuatro principales» incluido este partido pintado de verde con nombre de diccionario.
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Como siempre usted don J.B. con la precisión
y la detección de médico y relojero suizo en el que nos quieren meter en el caos el Club Bilderber, donde está Soros que tiene una Fundación en Barcelona, otros emplean la expresión NOM ( Nuevo Orden Mundial ),según la especialista en el Club Bilderger, Cristina Martínez Jiménez, estos poderosos con mucho dinero que también deben estar apoyando al independentismo catalán, están creando el caos y la putrefacción y ellos se encargarían de imponer el orden.Creo que si se cargan la familia, con La Ideología de Género y el Cristianismo, ellos también se pudriran en el caos y el desorden.
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Ante la putrefacción que tan bien describe la próxima maniobra podría ser sacar a los presos de la cárcel desobedeciendo toda ley y norma y asistir a una independencia bolivariana apoyada por oscuros intereses sobre todo de fuera o bien un necesario 155 y anulación de la autonomía ( ¿ alguien me puede explicar para que sirven los políticos autonómicos ?, las cosas funcionan ahora mejor si cabe que cuando están ) . Saludos y hasta el día 9 .
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Felicitar al sr. Javier por su exacto y elaborado diagnóstico, sobre el cual me atrevo a realizarle una pregunta ;si el separatismo es un «cuerpo de un soldado putrefacto que puede expandir una epidemia» según afirma, nuestra estrategia,en la medida en que podamos, ¿no tendría que ser sino la de enterrar a este cadáver putrefacto?
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ni más ni menos
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