Sufro el síndrome de Casandra

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«Aquí entro yo con mi síndrome Casandra. Les aseguro que es exasperante ver con claridad meridiana cómo se van a desarrollar ciertos acontecimientos políticos y nadie se inmuta»

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A veces me siento un poco estilo Casandra. No se preocupen, no se ha adueñado de mí la ideología transgénero. Desde el significado de su étimo hay cierta confusión: algunos dicen que Casandra se traduce como “enredadora de los hombres” y otros, más amablemente, defienden que indica “amiga de los hombres”. Da igual, el caso es que Casandra sufrió una angustiosa tragedia según relata el mito griego. Siendo hija de los reyes de Troya, fue sacerdotisa del dios Apolo. Éste, que iba salido y tenía algo de acosador, le prometió a Casandra el don de la profecía a cambio de que se le entregara (carnalmente). Sigan sin preocuparse, mi única relación con Apolo, fue el Apolo XI ese que dicen llegó a la luna. A partir de aquí, las leyendas sobre Casandra varían, aunque no el drama de fondo.

La (suponemos) bella Casandra aceptó el don de la profecía prometido, pero luego le dio calabazas a Apolo, dejándolo a dos velas. Apolo, que debía ser un maltratador de cuidado, tenía muy mala gaita. Podía haberle retirado el don profético y sanseacabó. Pero no. Le mantuvo esa gracia a cambio de retirarle el don de la persuasión. Por ello, Casandra podía profetizar lo que iba a acontecer, pero nadie le hacía ni caso. Aquí entro yo con mi síndrome Casandra. Les aseguro que es exasperante ver con claridad meridiana cómo se van a desarrollar ciertos acontecimientos políticos y nadie se inmuta.

«Junqueras desde la cárcel quiso hacer un discurso electoral nacionalista y Puigdemont desde Bruselas no hacía más que hacer el payaso … y ganó las elecciones»

En las elecciones regionales de 2017, cuando todo el mundo estaba convencido –y así lo ratificaban las encuestas, me atreví a escribir un artículo en La Gaceta (13 de diciembre de 2017), anunciado -contra todo pronóstico- la posibilidad de que Puigdemont ganara las elecciones superando a Junqueras, como así ocurrió. Siguiendo a Donoso Cortés, argumentaba que: “si pretendes explicar con argumentos y razonamientos las decisiones a tomar, nadie te hará caso. En cambio basta que aparezca cualquier estulto que prometa lo imposible y proponga el mayor de los absurdos, arrastrará consigo a las masas”. Y eso es lo que pasó. Junqueras desde la cárcel quiso hacer un discurso electoral nacionalista y Puigdemont desde Bruselas no hacía más que hacer el payaso … y ganó las elecciones.

Pocas semanas después, tras la inesperada derrota de Junqueras, escribía otro artículo en el que avisaba de la falsedad de unidad del frente separatista. Advertía que el separatismo se empezaría a fagocitar en una guerra fratricida con estas palabras: “Por eso no es de extrañar, que, tras la humillante derrota electoral de ERC, se estén afilando los cuchillos en la formación republicana para la venganza catalana. Junqueras es paciente. Lo ha demostrado muchas veces. Él y los suyos ya barajan cómo quedar bien ante el secesionismo y, a la vez, impedir la investidura de Puigdemont. La artimaña parece complicada, pero las piezas con un poco de suerte pueden ir encajando solas” (La Gaceta, 27 de diciembre de 2017).

En junio pasado, me dio otro calambrazo Casandra y escribía: “Junqueras sólo necesita un empujoncito del PSOE y que lo trasladen a un centro penitenciario en sacrosanto suelo catalán»

En junio pasado, me dio otro calambrazo Casandra y escribía: “Junqueras sólo necesita un empujoncito del PSOE y que lo trasladen a un centro penitenciario en sacrosanto suelo catalán. Ahí todo cambiará ya que la competencia sobre estos centros las tiene la Generalitat y les faltará tiempo a TV3 para tener un estudio permanente en prisión (La Gaceta, 27 de junio de 2018)”. En ese artículo quería reafirmarme en lo que desde hacía más de un año venía escribiendo. El radicalismo de ERC se iba a convertir en el catalanismo centrado y moderado, con el que el PSOE acabaría pactando. El frenopático puigdemoniano ya había cumplido su misión y ahora –hasta los convergentes- quieren despacharlo. En el mismo artículo afirmaba que: “Ahí tenemos al PSC, especialmente a Iceta, dispuestos a ofrecer todo el oxígeno que necesite el separatismo para sobrevivir. Incluso el líder bailarín del socialismo catalanista se ofrece a realizar un boca a boca y masajes cardíacos, si alguno desfallece en el camino”.

Por eso en múltiples artículos he señalado –cuando todos le daban por muerto políticamente- que Iceta es el hombre más peligroso de España. El brutal repunte actual  del PSC en las encuestas , ha demostrado que es tan listo como malo (así lo declaraba en un artículo titulado, “Federalismo bueno y federalismo malo”, o por qué Iceta es el hombre más peligroso de España, en El muro del pueblo español, del 27 de noviembre de 2016). Hace tiempo escribí que la estrategia de ERC y el PSC pasa por conseguir un tripartito con los Comunes y que trasladado a la escena nacional, acabe consumando una reforma constitucional.

«El radicalismo de ERC se iba a convertir en el catalanismo centrado y moderado, con el que el PSOE acabaría pactando. El frenopático puigdemoniano ya había cumplido su misión y ahora –hasta los convergentes- quieren despacharlo»

Podría seguir citándome, pero con lo escrito hasta aquí, ya me toca confesarme de soberbia intelectual. Por desgracia, últimamente estoy provocando reacciones convulsivas con mis profecías y valoraciones para Manuel Valls, lo cual induce a extraños ataques de ira e histeria en el votante de derechas patriota que piensa votar a un sectario de izquierdas leguleyo de la globalización. Pero como sufro el síndrome de Casandra, no tengo capacidad de persuasión y es inútil hacerles ver lo evidente: Valls no ama España y tiene sus propios amos a los que rendir cuentas. Dejemos que pase el tiempo y que cuando llegue el momento propicio que cada uno saque sus conclusiones sobre la tan cacareada transversalidad como condición de derrota del nacionalismo.

Una de las profecías más famosas de Casandra fue que adivinó que el caballo de Troya era una trampa de los griegos. Nadie le hizo caso cuando advirtió a la todopoderosa Troya que estaba metiendo al enemigo en casa. Entiendo su desazón cuando la ciudad la tomó por loca y creyó que el caballo era una ofrenda y no su ruina. A mí me pasa igual. No dejo de advertir que mis ingenuos amigos autodenominados constitucionalistas que, haciéndole la ola al PSC, están coadyuvando a meter el enemigo en su casita de papel constitucional. A pesar de mis reiterados avisos, sólo oigo las risas de Apolo que se jacta de haberme arrebatado la capacidad de persuasión.

Javier Barraycoa

 

10 comentarios en “Sufro el síndrome de Casandra

  1. Ni Casandra ni Malaquias, aparcar el asociacionismo y empezar a hacer política, sino otros la harán por los Patriotas. Empecemos votando ADÑ en las elecciones europeas de mayo del 2019!.

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  2. Totalmente de acuerdo contigo, aunque si me lo permites voy a discrepar de tu pesimismo, por tres motivos:

    1 – Los indepes son perdedores natos

    Te voy a poner una comparación, en las Repúblicas Bálticas el tema de la independencia se puso sobre la mesa en 1989, con las primeras elecciones libres, y en 1991 ya se habían independizado con un respaldo casi unánime de la población. Estos llevan dando por culo desde el principio de la democracia ¿Y que han conseguido? apenas un 47% de votos; ¿En serio me vas a decir que este es un buen resultado?

    De hecho, la cosa es todavía peor. En los últimos años hemos sufrido la peor crisis económica desde la postguerra, hemos tenido de presidentes a Zapatero y Rajoy, hemos tenido los peores escándalos de corrupción de la democracia, … Vamos, si tuviéramos que hacer una viñeta cómica sería Dios apareciéndose a los indepes y diciéndoles «Tíos, yo ya no puedo hacer nada mas para ayudaros». Y por si todo esto no es prueba suficiente de lo inútiles que son, han montado la payasada del proces en plan broche de oro.

    Volviendo al ejemplo, el caballo de Troya salió bien porque lo hicieron los griegos, lo llegan a hacer los indepes y seguro que habría fracasado, seguro que habrían hecho alguna idiotez que lo habría mandado todo a la mierda.

    Resumiendo, estoy de acuerdo contigo en que en estos momentos ERC tiene algún plan chanante para cambiar la constitución, pero no te quepa duda de que en algún momento el plan se irá a la mierda. Repito, son indepes, fracasar es su naturaleza.

    2 – La sociedad ha cambiado aunque las élites no se han enterado

    Aunque entre el pijerío sigue siendo cool reirle las gracias a los indepes, entre el pueblo nato hace tiempo que las cosas han cambiado; el éxito de Ciudadanos y el auge de VOX son la prueba de ello. La parte mas divertida es ver como se niegan a entender que la gente les ha dado la espalda y como se empeñan en buscar contubernios judeomasónicos para justificar este cambio social. Esto se ve muy bien con el caso Trump, ¿Recuerdas cuando, durante la campaña electoral, la prensa decidió romper su neutralidad y ponerse en contra? Lejos de erosionarle para lo que sirvió esa acción fue para reforzarle, porque la gente interpretó que Trump estaba contra el establishment. Pero no aprendieron la lección, luego saltaron contra Cambridge Analytics, una empresa que ya trabajó para otros políticos con resultados pésimos, pero eso es igual; ellos siguen en sus trece de que si la gente ha votado a Trump es porque alguien con poderes hipnóticos les ha convencido.

    Lo mas interesante de todo esto es el clasismo que trasluce. Es evidente que las élites consideran al pueblo un rebaño de borregos incapaz de pensar por si mismo y que necesita un pastor que les guie. Bueno, ya descubriran que no es así, el problema es lo duro que será el despertar.

    3 – La política ha cambiado

    Tu mismo lo has dicho, el independentismo está fracturado y a cuchilladas entre ellos, por mas que se empeñen en fingir que son amiguitos. Y entre PSOE y Podemos lo mismo, intentan fingir que son aliados pero está claro que su objetivo es fagocitarse. La duda ahora es cuanto tardará todo esto en saltar por los aires, pero no me cabe duda de que eso es lo que acabará ocurriendo.

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  3. Olvídese usted de Casandra. Después de la muerte de Franco, los españoles de bien trabajaban en un sistema político democrático para España; La Junta, La Platajunta; hasta que comenzaron a llegar maletas llenas de dinero desde Alemania, las enviaba Kissinguer, con destinatario Isidoro, hijo de la lechera, la rata más inmunda que encontraron en el país. Con este dinero, las ratas más inmundas de España y los Borbon mandaron armar el panfleto ese de Constitución que dicen que ellos se han dado y que nos han quitado el nuestro a los españoles.
    No entre usted en los juegos de pelota ratonera de esta chusma. Lo que tenemos en España es una política comparable a las de Sudamerica con corruptos y narcotraficantes en el poder y financiada por los mismos. Hasta que no seamos capaces de echar a los Borbon y al Régimen del 78 y situarnos en el punto de iniciar un proceso libre-constituyente con la participación de la sociedad civil, España va a la ruina y desintegración absoluta.
    Cuando Trump dice que quiere hacer un muro, lo que hay que responderle es: y ¿Cuándo vais a barrer la basura que nos habeis metido en España y en Sudamerica?

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    • Efectivamente, estamos tercermundizados. En cinco o diez años, seremos como Brasil, Argentina, Colombia, Ecuador, etc

      La vida cada vez vale menos en España, curiosamente, los países más prósperos del mundo tienen dos cosas que no tenemos: moneda propia y soberanía absoluta en materia de inmigración

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