Dicen que Companys no era responsable de lo que pasó durante los primeros meses tras el levantamiento militar y el terror que sembraron los anarquistas. Sin embargo fue capaz de dar un golpe de estado» y acaparar todas las competencias del del Parlamento autonómico.
«Companys, el 19 de julio, sofocada la revuelta, comunicó al Gobierno de la República por telegrama lo siguiente: “Hemos cumplido con nuestro deber, pues defendíamos el régimen republicano que la Nación libremente se ha dado. Interesa que diga qué hago con los prisioneros” (el texto lo entresacamos de la obra ya citada de Manuel Cruells). Destacamos dos cosas sorprendentes. La referencia de Companys a España como “Nación” con mayúscula y la total sumisión al Gobierno central de la República. Hecho que contrastará con la “cesión” de todo el poder a los anarquistas.
Sin embargo, ese Companys fiel servidor a la República, en poco tiempo se va desvaneciendo. El 4 de agosto de 1936, consigue que el Parlamento de Cataluña se haga el harakiri, aceptando que por un decreto del President se traspasen las competencias del Parlamento al Gobierno de la Generalitat. De este trascendente y acallado hecho, se desprende que fue un autogolpe de Estado en toda regla que liquidó en Cataluña el parlamentarismo y concentró el poder en su persona». [Los (des) controlados de Companys]
No me extraña entonces que los pujolistas, los podemistas, los antisistemas y demás gente democrática alaben al personaje y le hagan santo patrón.
Será algo así como frotar la joroba a un jorobado; solo que en este caso, la fortuna será imponer una dictadura al estilo de Companys.
(lo que no dice ninguno es quien va a ser dictador, y quienes van a ser chekeados y echados a los cerdos como alimento)
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